La
obra de la familia Jacinta de Ramón Amaya Amador narra las frecuentes historias
vividas de jóvenes hondureñas. Hoy en día es una buena historia para
reflexionar en cuanto a la forma de vida que muchas tienen hoy, las maneras en
que muchas trabajadoras domésticas sufren maltrato por sus patronos, también la
paternidad irresponsable y la dura vida de las madres solteras que luchan por
sacar adelante a sus hijos.
Esta joven no tomo la mejor decisión, escucho
las palabras más bonitos y se entregó por completo, quedando luego con un hijo
por el cual debía de luchar, sucediendo varias veces con diferentes hombres que
logran engañar su corazón luego dejándola con otros hijos más.
Con
varios hijos a su cargo tenía que trabajar muy dar, llegando bien cansada a su
hogar muchas veces no podía dar el amor a sus hijos si no que maltrato
físico y psicológico.
La
condición de la pobreza no les daba muchas opciones para vivir, su familia
vivía de la mejor manera pero nadie quería ayudarla por la cantidad de hijos
que tenía, días tenían el alimento más pobre y días no tenían nada que comer.
Tuvo que llevar a sus a un ambiente hostil rodeado de malhechores y ladrones,
era lo único que les podía dar.
Había
una persona que quería brindar la ayuda siempre a Jacinta, pero la daba con una
doble intensión, Jacinta era tan ingenua que nunca se percató de ello. Viviendo
un ambiente hostil y pobreza llegaron las circunstancias difíciles y no pudo
con ello, pidió ayuda a esa persona aparentemente bondadosa, y ella pidió que
su hija pudiera ir por el dinero que les daría sin saber que esa persona podría
aprovecharse de la inocencia de su hija.
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